el sereno un oficio extinguido

El sereno, un oficio extinguido

Llevamos más de una década en el Siglo XXI y nuestros familiares nos invaden de sus recuerdos de cuando eran jóvenes. Gracias a este tipo de relatos podemos descubrir de qué forma han cambiado los tiempos y han evolucionado, en muchos casos, a mejor. Los oficios, como quien acompañaba a los vecinos en el ascensor, también han cambiado o desaparecido.

Uno de ellos era el del sereno. Uno de los sonidos más característicos que nuestros mayores recuerdan es el del sereno y su manojo de llaves. Si alguien se olvidaba de las llaves o las perdía, únicamente tenía que hacer palmas y gritar al sereno para que apareciese y le abriese la puerta.

Además, el sereno hacía la ronda nocturna siempre acompañado del vigilante. Vestían similar, excepto por las franjas de la gorra, ya que el sereno las llevaba en rojo y el vigilante en verde.

El sereno se encargaba de dar la hora y al mismo tiempo, decía cuál era la situación meteorológica en ese momento. Debido a que solía gritar que todo estaba sereno, se le acuñó ese mote, “el sereno”.

En Badalona, los serenos tenían una función característica además de las mencionadas: despertar a los pescadores. Conocían la hora a la que se despertaban por un código muy curioso: los pescadores ataban una cuerda en el picaporte de casa con los nudos correspondientes a cada hora. Si la cuerda tenía tres nudos, significaba que se despertaba a las 3 y si había que especificar la media, la cuerda llevaba un lazo.

Los serenos portaban un pito para avisar a la policía o los bomberos en caso de emergencia. La expresión “tomar por el pito del sereno” obedece al hecho de que la policía dejó de hacer caso a los sonidos del silbato por ser alarmas injustificadas en muchos casos. Los serenos cobraban muy poco. Los fines de semana pasaban por las casas para pedir la voluntad a los vecinos. En Navidad también aprovechaban para pedir el aguinaldo a cambio de una postal.

Tras varios siglos de historia, la función de los serenos quedó obsoleta. Los vecinos poseían llaves y portero automático. La vigilancia la hacía la policía y su cometido no era necesario. En Barcelona, el cuerpo de serenos terminó en el año 1976 y sus miembros pasaron a formar parte de la Guardia Urbana.

Sin embargo, es curioso cómo algunos barrios como el de Chamberí en Madrid, han puesto en marcha la vuelta de los serenos gracias a la asociación de comerciantes. Habrá que ver si este hecho se convierte en la nueva moda y más barrios de varias ciudades españolas se suman a la causa. Un oficio “vintage” que ahora puede cobrar el sentido que un día tuvo y que salvaría a más de una persona de la problemática de perder las llaves u olvidarlas.

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